Este blog es para el disfrute de aquellos que amamos sumergirnos en el mágico mundo de las letras y que reconocemos que Costa Rica tiene un gran talento que ofrecer al mundo, con escritores incipientes que nacen cada día buscando conquistar a mayores lectores costarricenses.


lunes, 10 de marzo de 2014


Francis González nos regala poesía con olor a pasado


Entre la nostalgia y lo oculto de la ciudad, “Butacas del tiempo” nos lleva a un mundo paralelo, donde a través de 31 poemas el lector podrá disfrutar de la maestría con la que el autor por medio del sarcasmo y divertidas imágenes, nos hace ver el pasado y el presente con otros ojos. 

“El poemario, a grandes rasgos, trata sobre la percepción más allá de las imágenes, pues pienso que no solo somos observadores de las mismas, sino que estas imágenes nos observan a nosotros independientemente del entorno donde estemos”, comentó Francis González.

“Butacas del tiempo” es el tercer libro de la colección”El tren de las palabras” de la Editorial CulturaCR.

“El título es una observación sobre la perdida de la identidad, de esas butacas que fueron el soporte de nuestra gente para observar y crear desde ahí la magia maravillosa de los objetos”, agregó González.

Este libro se presentará el próximo jueves 13 de marzo a las 7:00 p.m. en la Casa de Cultura “José Figueres Ferrer” del Banco Popular, 300 mts norte y 300 mts este de la Iglesia de Sta. Teresita.

“Me encantaría que a los lectores les quedara esa nostalgia por el tiempo perdido, esa parte eterna y surrealista de los objetos y sus diferentes disfraces; que la gente pueda sentir lo maravilloso y fantástico de la realidad cotidiana que nos golpea ya sea en un autobús, en un bar o simplemente caminando por la ciudad”, concluyó el autor.

El día de la presentación del libro este tendrá un costo de ¢3.500,00, pero en librerías costará ¢4.000,00. El autor estará firmando ejemplares al público que asista y habrá un brindis cortesía del Banco Popular.


Dinosaurio
¿y qué?,
Sí soy un dinosaurio, ya extinto
Por negarme a ser seducido
y no transformarme en un corrupto pornográfico
de la internet.
Prostituirse en esta ciudad es fácil
Facebook es una gran ramera
de imágenes y sonidos.
Sí soy un dinosaurio, ya extinto
que conversa con Sartre
en un café de barrio.
Y luego se aleja por un camino verde
cubierto de crucigramas y camafeos dorados
en el cielo que sirven de faros
al final de la tarde.


No sé cómo logras
No sé cómo logras
desplegar palabras
en forma de látigo
y luego que tu piel se sumerga
debajo de la alfombra.
No sé cómo desde la cabeza
a los pies te conviertes en
una calcomanía,
para luego arrojarte a las
fieras y frailes
detrás de las puertas.
No sé cómo reparas el sol
mientras te desprendes
de tu abrigo de bambú,
en este día que se ha trasformado
en un acordeón gigante
mientras los hombres nos
arrastramos unos a otros.


Dice el doctor
Dice el doctor
que no soy apto,
porque salgo a caminar en las tardes
con mis peces de colores
dentro de mi sombrero.
No sabe acaso que las nubes
son solamente acuarios que
se desbordan,
atravesando con su torrente
el insomnio de las cañerías
olvidadas.
No sabe acaso que los peces
necesitan jugar,
que es por eso que los rescaté
de una casa donde
diariamente los asesinaban
con alfileres.
Dice el doctor
que no soy apto,
porque viajo en las
tardes montado en
un triciclo por la ciudad.
Sembrando niños
mientras un color a
nácar invade las calles.

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